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2 septiembre 2009 3 02 /09 /septiembre /2009 01:45

                                  





                                                                       LA BATALLA
DEL ALTIPLANO

                                                                                        Carlos Ochoa

 

   El esfuerzo del Presidente Chávez y de la comunidad internacional  por reponer en la presidencia de Honduras a Manuel Zelaya, no parece que vaya a tener éxito. El gobierno de Roberto Micheletti resiste la cuarentena económica y política, y se prepara para organizar las elecciones que elegirán un nuevo gobierno. Desde diferentes países de América y Europa  se ha analizado lo ocurrido y muchos opinan que se trata de una derrota de la política expansionista de Chávez en Centroamérica. La respuesta  de la institucionalidad hondureña  a la intromisión del gobierno venezolano, es la antesala a la madre de todas las batallas que decidirá el futuro del socialismo del siglo XXI en el continente. En diciembre de este año 2009, cuando el Presidente Evo Morales  aspire a la reelección, después de modificar la constitución de su país enfrentando una dura oposición, se sabrá si el plan de Chávez en Bolivia, que tantos millones de dólares nos ha costado a los venezolanos se consolida, o por el contrario entra en terapia intensiva con pronostico reservado. Si Evo Morales es derrotado en la reelección, el costo político para Chávez sería enorme, su proyecto socialista bolivariano se convertiría en poco más que nada en el mediano plazo. Si Morales gana como se pronostica, por la división de la oposición boliviana, Chávez fortalecería su imagen de führer kholla (Gran caudillo), y eso podría ser otro factor a su favor en las legislativas de 2010, en una campaña donde el ventajismo oficialista y la modificación de la Ley Electoral, no lo hace fácil para una mayoría de país que requiere de un reencuentro con la política organizada, para el rescate de la institucionalidad democrática que está desmontando el proceso liderado por Chávez.

 

   El interés del presidente venezolano por Bolivia tiene varias aristas que se entremezclan confusamente. Las lecciones más importantes sobre el tema provienen de Fidel, recordemos la aventura guerrillera del Che Guevara en las selvas bolivianas en la década de los 60. Guevara escogió Bolivia por la misma razón que Chávez, Castro los convenció de una supuesta importancia estratégica que tiene el control del altiplano para expandir  el socialismo autocrático en  el continente. El argumento de este discurso enlaza las formas políticas y ciertas  características raciales  de las naciones indígenas desde Tihuanaco hasta el Cuzco antes de la llegada de los españoles. En el altiplano boliviano se encontraría el origen de la raza dirigente Kholla, de la cual son descendientes los aymaras y los incas. La historia de las civilizaciones prehispánicas desde esta óptica, sería conectada a la resistencia indígena al español y al criollo y tendría su desenlace histórico en el socialismo caudillista, liderado por un  führer, un conductor. Evo es un kholla menor que funge de guardián del poder originario del santuario del altiplano, reconociendo a Chávez como un kholla superior por su jerarquía militar, a su vez ambos reconocen a Castro como el gran padre kholla. Es esta teoría socialista racial indígena del siglo XXI,  que tiene su antecedente en el peruano José Carlos Mariátegui con su tesis del comunismo incaico, que afirma que los pueblos indígenas son comunistas innatos porque desarrollaron el colectivismo y la obediencia, la que anima a Chávez, y no como se podría pensar, la actuación del Libertador Simón Bolívar en la creación de la República de Bolivia en 1825, quien consideraba la división del Perú como una necesidad para preservar la naciente Colombia de los posibles peligros del imperio del Brasil y la Argentina. Bolívar interpretó el momento político que estaba viviendo el Alto Perú después de Ayacucho que clamaba por autonomía, y por esto procedió a una nueva división, después que los españoles delimitaran administrativamente la región con los virreinatos del Perú y del Río de la Plata,

 

   La oposición democrática nacional e internacional, tiene sobradas razones para estar preocupada por el intervencionismo de Chávez en Bolivia. La batalla del altiplano es un acontecimiento político importante, está en juego la modernidad política de la región.

 

  

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