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18 septiembre 2009 5 18 /09 /septiembre /2009 22:12

                                       






                                                                                 

                                            


                                          PAZ SIN FRONTERAS

                                                  Carlos Ochoa

                                      

                            Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz”

                                            John Lennon

   El concierto que prepara Juanes en la Habana para el domingo 20 de septiembre que lleva por nombre “Paz sin Fronteras”, ha reavivado una polémica musical y política  que merece ser comentada. El momento cubano es delicado para el régimen, el agotamiento de un modelo político que ha arruinado la economía y ha dividido la sociedad, tiene que hacer concesiones para intentar adaptarse a los cambios que indefectiblemente se avecinan en la isla, una de las concesiones  es el concierto organizado por Juanes.

 

   Las declaraciones de la variopinta  oposición cubana en el exilio, exigen a Juanes y al grupo de artistas invitados por el colombiano, que no se presenten en la Habana, puesto que esto supone un apoyo al sistema cubano. Obviamente hay una dirigencia opositora radical que cree que cualquier acercamiento fortalece a los ancianos hermanos Castro en el poder desde 1959. Al contrario de la idea de mantener  la cuarentena cultural  a la isla, un grupo de presos políticos cubanos, ha firmado una carta que respalda la iniciativa de Juanes, son cubanos que padecen los rigores de la prisión, pagando el delito de no creer que en Cuba se esté formando ningún  “hombre nuevo”, y que los pioneritos en las escuelas que los enseñan a recitar que serán como el Che Guevara, cuando crezcan serán lo que ellos decidan ser y no los que el estado planifique. Son esos hombres los que entienden que la realización del concierto de “Paz sin fronteras”, en el altar sagrado de la revolución,  es una oportunidad  que debe ser aprovechada para evidenciar la profunda crisis de modelos paradigmáticos que atraviesa la revolución.

 

 ¿Quién puede creer que las 500.000 personas en su mayoría jóvenes,  que se estiman asistan al concierto van a escuchar a Silvio Rodríguez o Amaury Pérez? Van a ir a la plaza para estremecerse con las canciones de Juanes, corear a Miguel Bosé y bailar hasta el éxtasis con Olga Tañon. Si, es verdad bailaran hasta morir con sus queridos Van-Van de Juan Fornell, pero Rodríguez que es un producto musical  aggiornato  del proceso, está muy viejo para cantar con credibilidad “la era está pariendo un corazón”, y la revolución está tan cansada y escasa de ideas,  que cree que la operación política para manejar el concierto televisivo le dará dividendos. Es obvio que las primeras filas las llenaran de banderitas, pero eso no bastará para hacernos creer que el lleno que se espera es de apoyo al proceso, como tampoco será de rechazo, será una multitud que aspira a la reconciliación más que a la retaliación, un pueblo que se quiere dar un chance a la paz. Quizá en medio del evento alguien recuerde que en un parque de la Habana, se encuentra una escultura sedente de John Lennon,  que espera paciente escuchar alguna vez en esa plaza,  al cantante rockero Gorki y su grupo “Porno para Ricardo”, que las autoridades han impedido que los inviten, y además  los hostigan  por mantener una línea de acida crítica a la cotidianidad y a los lideres históricos de la revolución.

 

   Este perfomance habanero de Juanes, es diferente al organizado en la frontera de Venezuela y Colombia. El lecho seco del río Táchira y las más de cien mil personas que se congregaron venidas de ambos lados, fueron un torrente de energía que envió un mensaje a los presidentes de Colombia, Ecuador y Venezuela. El mensaje a interpretar en Cuba con las opiniones en torno al concierto, es que hay una nueva generación inconforme con la vieja manera de hacer política de la oposición en el exilio. Lo que hace años era impensable hacer en la plaza de la revolución, parece que va a sacudir a una sociedad que ve en el gesto de permitir el concierto, la debilidad de un sistema agónico y senil, incapaz de  solucionar ni lo urgente ni lo importante.

 

   

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