LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO (Carlos Ochoa)
No se trata de la novela “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa el Nobel Peruano que narra la sublevación revolucionaria de los Canudos liderados por Antonio Conselheiro en el nordeste brasileño a fines del siglo XIX. La guerra de civilizaciones que se está desarrollando en distintos escenarios y continentes en este siglo XXI, probablemente cambie el mundo tal y como lo conocemos, un fin de mundo nada esperanzador para las próximas generaciones si el conflicto se extiende.
Noam Chomsky responsabiliza a los Estados Unidos de crear y armar a los extremistas musulmanes en su afán por derrocar al régimen de Siria, tiene razón, los Estados Unidos desde la invasión y derrocamiento de Sadan Hussein en Irak han cometido muchos errores de interpretación, por desconocimiento histórico de una zona altamente conflictiva, en donde suníes y chiíes se han enfrentado ancestralmente desde la muerte de Mahoma por la sucesión del profeta y su lugar de nacimiento.
Pero no son los Estados Unidos ni las potencias europeas los autores de los atentados terroristas, estos son el blanco, el objetivo a atacar, la guerra es contra el mundo no musulmán, comenzó hace siglos y es ahora cuando nos enteramos por el estruendo de los bombazos y las ráfagas de los AK47. No se trata de una guerra convencional de ejércitos y países como las del siglo XX, es un enfrentamiento en donde está en juego la existencia de la civilización occidental, sus valores y su cultura, todo, absolutamente todo lo que somos.
Hay que repetirlo una y mil veces, la gran mayoría de los más de 1.300 millones de musulmanes que existen en distintas latitudes y naciones alrededor del planeta son gente de paz, amantes de la paz, practicantes de la tolerancia. Los extremistas religiosos son una minoría con una estrategia hasta ahora exitosa, la estrategia del miedo, es lo único que tienen, pero el miedo no es algo que se pueda mantener indefinidamente, tiene un plazo, y de aquí en adelante hay que combatirlo no sólo militarmente, sino también revisando el alma europea, con una actitud abierta a la diversidad, y al hecho que en el futuro los musulmanes serán mayoría en países tradicionalmente cristianos, y es así simplemente por la tasa de natalidad en Europa, en donde nacen más niños de familias musulmanas que de cualquier otro credo religioso.
El fin del mundo es un hecho, el fanatismo de unos y otros que Vargas Llosa considera una tragedia en la historia latinoamericana, lo es también para el resto de la humanidad. Cuando este siglo agonice el espejismo de lo que hoy somos puede ser cualquier cosa, o lo que decidamos consciente e inteligentemente ser.