Carlos Ochoa
"Voy a quitar a Páez de mi despacho. No voy a destruir la
obra porque es de Tito Salas, pero mi general Páez no
merece estar en el despacho presidencial junto a Bolívar
y Sucre, pues fue un traidor. Duele decirlo, pero si fue
un traidor".
Hugo Chávez
Las andanadas verbales del Presidente Chávez en contra del General José Antonio Páez, hay que entenderlas como parte de la estrategia del converso por hacerse creíble ante su nueva feligresía socialista. Resulta imposible de aceptar, que en el seno de las Fuerzas Armadas Venezolanas, se haya denigrado de la figura de Páez y su papel fundamental en la historia de Venezuela, como lo hace Chávez cada vez que se le antoja. En la formación de los cadetes aspirantes a oficiales, suboficiales y personal de tropa la exaltación positiva de la memoria de Páez nunca había sido cuestionada. Vale la pena preguntarse si en el nuevo curriculum educativo que quiere imponer el gobierno, se va a omitir a Páez o se le va a referir en los contenidos como traidor.
La pregunta necesaria que hay que hacer es ¿por qué incomoda tanto a Chávez el legado histórico de Páez? Para responderla tenemos que precisar que Chávez es el propulsor de una quinta república venezolana. Eso supone la existencia de cuatro repúblicas anteriores, que abarcan desde 1811 en el siglo XIX, hasta 1998. La cuarta república según esta propuesta de periodización histórica, se inicia en 1830 en Valencia, con el Congreso que consolida la creación del Estado Nacional Venezolano y culmina con el ascenso al poder de Chávez en 1998. Son 168 años de historia republicana, donde el principio y el final son unidos con el propósito de dividir la historia patria entre buenos y malos, fieles y traidores, y con ello crear y mantener el enemigo interno necesario que precisa la revolución para poder existir. La quinta república chavista tiene como aspiración histórica la restauración de la tercera república. Bajo ese supuesto la figura de José Antonio Páez, como antagonista de Bolívar en la interpretación de la realidad y el rumbo de Venezuela, a partir de los hechos de 1826 y 1830, se ajustan al dedo en la versión interesada que hace Chávez de la historia de Venezuela.
En opinión del historiador Elías Pino Iturrieta, Venezuela en 1830 estaba convertida en escombros como resultado de la guerra y de la posterior dependencia con Colombia. Era necesario construir una república basada en el esfuerzo y el trabajo que diera frutos a esa nueva sociedad. El prestigio del general Páez permitió que Venezuela avanzara en la organización política, económica y cultural como un país liberal. Ese fue el pecado de Páez, la traición que Chávez le endilga. No hay personaje histórico trascendente que no haya cometido errores, Páez no es la excepción, pero si nos atenemos a la tabla de medir fidelidades del Presidente, habría que recordar que fue el propio centauro de los llanos quien ordenó la repatriación de los restos del Libertador en 1842, apenas transcurridos 12 años de su deceso en Santa Marta. Vamos a esperar si los que hoy acompañan en el poder al señor Presidente, siguen tan fieles al héroe del 4 de febrero, cuando la quimera de la quinta república sea historia y desilusión.