El blog de carlos ochoa

                                                                  GLOBOVISIÓN Y EL MURO DE CHÁVEZ

                                                                                      Carlos Ochoa

   El 23 de enero de 1959, apenas a 15 días de su entrada triunfal a la Habana, Fidel Castro realiza su histórica visita a Venezuela. El prestigio del líder de la victoriosa revolución, congregó una multitud en el centro de Caracas, que escuchó al comandante barbudo agradecer en nombre de Cuba, la solidaridad del pueblo y gobierno venezolano. En realidad, casi  inmediatamente después del derrocamiento de Pérez Jiménez, un año antes en 1958,  la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfang Larrazabal, apoyó con armas y logística al grupo insurgente cubano, que supuestamente luchaba por restablecer la democracia en la isla. Es un hecho que Radio Rebelde inició sus transmisiones desde la Sierra  el 24 de febrero de 1958, con una amplia cobertura de señal gracias al apoyo técnico que se le brindó desde Venezuela. En Julio de 1958, la capital fue sede de un encuentro de facciones oposicionistas a Batista, que produjo la firma del Pacto de Caracas. Pero fueron los estudiantes y los trabajadores sindicalizados, los que protagonizaron la primera jornada de solidaridad por algo tan abstracto como la democracia y la libertad para un pueblo.  El primer potazo de solidaridad por la democracia y contra la tiranía en Cuba, realizado en los primeros tiempos de la recién estrenada libertad venezolana, muestra nuestra forma social de ser. El venezolano que salió a recoger el bolivita para la Cuba oprimida por la dictadura de Batista en 1958, es el mismo venezolano en esencia, que en estos días ha participado en la jornada de solidaridad  por el canal Globovisión.

    El venezolano rechaza el abuso, la cayapa del poderoso al débil. La simpatía que ha evocado Globovisión en estos meses,  se debe al acoso, amenazas y sanciones  que ha sufrido el canal,  por parte de un gobierno desesperado, que está perdiendo legitimidad por la cantidad de errores que comete en su arremetida contra la disensión política. Hugo Chávez quiere construir su muro de Berlín, su versión cubana de sociedad controlada y limitada, partiendo de la idea de dividir a la sociedad venezolana. Es cierto que por su carisma mediático, conectado a la emoción de prometer miles de cosas que jamás cumplirá, logró en cierta medida, dividirnos en buenos y malos, golpistas y patriotas, revolucionarios y contrarrevolucionarios. Es necesario recordar ahora que hablamos de dividir, que nadie en particular derribó el muro de  Berlín hace ya 20 años, fueron una sucesión de hechos que se produjeron colectivamente en respuesta a la represión los que dieron al traste la oprobiosa pared. Globovisión en este momento, está derribando el muro comunicacional de Hugo Chávez, es un fenómeno espontáneo que el país siente, y por ello se moviliza a defender al  medio  atacado por el poderoso gobierno y su caprichoso presidente. Observa en la conducta de Alberto Federico Ravell, una cualidad poco común en los dirigentes de los partidos. Ravell no retrocede ni un centímetro en su posición de dueño de medio opositor. Para el gobierno es un dilema de alto riesgo el cierre de la planta televisiva, más aún si el Presidente arruga y plantea que rectifiquen para evitar la medida. La respuesta de Globovisión es contundente, el superministro Diosdado Cabello es acusado de presunta corrupción diariamente.

    Para Chávez, cualquiera que sea la decisión que tome, de cerrar o no la planta, el escenario que se le presenta es de perder-perder. Si la cierra tiene que pasar a una escala superior de represión que incluye juicios a los directivos, criminalizar a los diputados Ismael García y Juan José Molina para despojarlos de la inmunidad parlamentaria, reprimir las  protestas y marchas masivas en todo el país y responder a la comunidad internacional por atentar contra la libertad de expresión. Si no la cierra y Globovisión se mantiene resteada con su línea opositora, resistiendo cualquier tipo de agresión, Chávez y el alto gobierno  en algún momento pasaran a la defensiva y con esto el muro tendrá fecha de vencimiento. Vamos a ver si el Presidente, tan aficionado como es a la música mexicana, se aprende para tranquilidad del país, la ranchera que dice que hay que saber perder, perder.