El blog de carlos ochoa

                                 DE LA TRISTEZA A LA ACCIÓN (Carlos Ochoa)

Los resultados electorales de este domingo tienen a más de un opositor deprimido y triste, y no es para  menos,  muchos estábamos esperanzados en que la campaña admirable de Henrique Capriles, a pesar de ser una lucha de David contra Goliat, rindiera sus frutos en las urnas electorales a favor del progreso de todos los venezolanos. Pero entre otras muchas causas que se pueden encontrar en el análisis para explicar por qué no se ganó, está la de la conexión emocional de Chávez con los sectores populares. Esta conexión no racional, con el triunfo de Chávez se ha convertido en un mito que la alternativa democrática deberá enfrentar en las elecciones de gobernadores en diciembre. En concreto, algo en la campaña de Capriles no funcionó,  impidió que la oposición rasguñara la votación chavista descontenta de los sectores populares, ese algo hay que estudiarlo y transmutarlo a nuestro favor, no es un trabajo fácil ni asegura nada, pero si no se hace tropezaremos de nuevo con la misma piedra.

Nunca antes los sectores medios se habían movilizado tanto para una elección, Henrique logró el milagro de vencer la apatía y la indiferencia en este estrato del electorado, vimos en las colas a personas de todas las edades, el discurso de Capriles caló hondo en el sentimiento y en las aspiraciones de país de la llamada clase media, y de hecho la oposición incrementó su votación con respecto a las pasadas presidenciales, pero todos sabemos que para ganar se necesita del voto popular en números grandes, y esta vez como en anteriores comicios, el voto popular  respaldó más a Chávez que al candidato de la alternativa democrática.

La pregunta a mi juicio que hay que responder  es: ¿cómo romper la conexión emocional mítica que se ha tejido entre Chávez y los sectores populares? Podemos intentar responder con una lista de alternativas, quienes han tratado el tema a profundidad han encontrado una causa principal:  el uso abusivo de la renta petrolera.

No fue Chávez el primero en usar para su provecho político la enorme renta petrolera venezolana, pero a diferencia de los anteriores presidentes,  es el primero en conectar discursiva y simbólicamente los beneficios que producen los hidrocarburos a las necesidades de los menos favorecidos, sin que esto suponga la solución a sus problemas y la superación de la pobreza.  Esta es la fuente mágica de poder que ha edificado el mito de “salvador de la patria”, el elixir maravilloso que le permite ganar elecciones.

Los comicios electorales para presidente de la era Chávez,  tienen una alta dosis de emocionalidad y una baja de racionalidad. Henrique Capriles con sus razones y denuncias de ineficiencia de los servicios públicos y la inseguridad, logró entusiasmar cada pueblo que visitó en la campaña, sembrando la semilla de la reconciliación y el progreso con su oferta de futuro. Hugo Chávez por su parte, con su emocionalidad básica y su reduccionismo de pobres contra ricos, y el miedo que atizó con una eventual eliminación de las misiones, mantuvo su conexión no racional con el voto grande popular, a pesar de la realidad, de su enfermedad y de una dirigencia floja regañada por el líder en varias ocasiones.

A los que votaron por el cambio y el progreso les digo, que no hay mejor remedio para la tristeza que la acción, y la acción está en el aquí y en el ahora de esta Venezuela que está más viva que nunca, que no cede ni un ápice en el sueño de ayudar a construir con la participación de todos, el  país que aspiramos y nos merecemos.